viernes, 21 de noviembre de 2014

Realismo y Naturalismo


El Realismo
El realismo fue una corriente artística que se propuso representar la realidad lo más fielmente posible y con el máximo grado de verosimilitud.
Orígenes y evolución
El realismo surgió en la Francia de la primera mitad del siglo XIX, inmersa aún en el romanticismo. Se inició con autores como Balzac y Stendhal, y se desarrolló ya como movimiento independiente con Flaubert, en el contexto de una sociedad urbana e industrial, con una clase burguesa asentada.
En España, el inicio del movimiento realista coincidió con acontecimientos históricos centrales. Surgió hacia 1870, después de “La Gloriosa”, y tuvo su apogeo en la década de 1880, época del acceso al poder de la burguesía y en un contexto cultural complejo y variado. En la aparición del realismo influyeron género del romanticismo como la novela histórica y, sobre todo, los artículos de costumbres, junto con las obras y las reflexiones estéticas de novelistas extranjeros como Balzac, Flaubert, Dickens y Tolstoi.
Realismo y Naturalismo
El naturalismo nació impulsado por Émile Zola, quien en su libro La novela experimental (1880), influido por los grandes avances científicos, propuso aplicar el método científico a la literatura: se trataba de describir y analizar al ser humano, que está determinado por el medio, por el momento histórico y por la herencia biológica.
En España, el contexto era diferente: no había un verdadero capitalismo ni una ciencia floreciente. Los escritores rechazaron el libre albedrío y el humor; sin embargo, incorporaron temas y procedimientos narrativos del naturalismo que favorecieron una nueva forma de novelar en la década de 1880.

Características de la novela realista.
Descripciones minuciosas y documentadas.
Los escritores del realismo se valen de la observación y la documentación para reflejar la realidad. Las descripciones de lugares, seres y objetos resultan explicativas y funcionales: caracterizan y justifican las conductas de los personajes.
Lenguaje
Los autores realistas utilizaron, especialmente en el léxico, expresiones de variedades geográficas, sociales y de situación par reflejar el mundo narrado. El lenguaje se constituyó en un recurso fundamental para la caracterización de ambientes y, sobre todo, para la caracterización de los personajes, que se distinguen y se muestran a través de sus usos lingüísticos, según su procedencia geográfica, su nivel sociocultural y la situación comunicativa.
Temas, trama y personajes
El conflicto entre individuo y sociedad es un tema muy presente en la narrativa realista y se relaciona con la oposición entre la sociedad y la naturaleza, que aparece exaltada. El individuo, un inadaptado, se enfrenta a una colectividad y, generalmente, es derrotado por el mundo que lo rodea.
En la pintura de la sociedad de la novela realista se da la conjunción entre la historia y la vida privada.

Los acontecimientos históricos aparecen aludidos en el relato y en las conversaciones de los personajes, o sirven para situar hechos familiares. A veces, se establecen paralelismos con las actitudes y acciones de los protagonistas.
Los lugares urbanos y rurales adquieren gran importancia en estas novelas, por ejemplo, el Madrid de Galdós. La narración suele respetar una temporalidad cronológica, presentando la sucesión y la simultaneidad de los acontecimientos.
La materia narrativa suele organizarse por medio de contrastes: se oponen situaciones, personajes y visiones del mundo.
Los personajes, que suelen ser numerosos, representan a un determinado grupo social; también se muestran personalidades individuales, que luchan y se rebelan. Los protagonistas se conforman y evolucionan a lo largo de la historia. Muchos de ellos aparecen en otras novelas de un mismo autor.
NOMBRES Y OBRAS IMPORTANTES
Los nombres más importantes de este movimiento literario son Benito Pérez Galdós, autor de los Episodios Nacionales ( Trafalgar), Marianela, Tormento, Misericordia y su obra maestra fue Fortunata y Jacinta.
Dos de los más importantes exponentes del realismo español fueron los escritores José María Pereda (Peñas arriba) y Juan Valera (Pepita Jiménez).
A partir de Leopoldo Alas, Clarín se aprecian elementos naturalistas, aunque en las últimas novelas de Galdós se pueden ver elementos del naturalismo. Clarín fue autor de cuentos (Pipá, ¡Adiós Cordera!) y novelas, entre las que destaca La Regenta.
La influencia del naturalismo alcanzó parte de la producción de otros dos novelistas: Emilia Pardo Bazán (Los pazos de Ulloa, La madre naturaleza) y Vicente Blasco Ibánez (Arroz y tartana, La barraca, Cañas y barro).



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