lunes, 18 de noviembre de 2013

Soneto XXIII

El texto se resume como una descripción de una madonna renacentista a la que se invita a disfrutar de la vida antes de que la senectud la encuentre. Los temas, por tanto, que se encuentran en el texto son el “Collige, virgo, rosas”, el “Carpe diem” y el “Tempus fugit”. Su estructura externa responde al esquema métrico renacentista clásico; de esta manera, el soneto es 11 A, 11 B, 11B, 11 A, 11 A, 11 B 11 B 11 A, 11 C, 11 D, 11 E, 11 D, 11 C, 11 E. Por otra parte, su estructura interna se vertebra en las dos primeras estrofas, describiendo la belleza prototípica renacentista frente a los dos últimos cuartetos, donde se presenta el tema, aunque el último sirve como cierre significativo. Por tanto, responde también al esquema clásico del soneto. Las funciones del lenguaje que predominan son la poética, fundamentalmente, por ese carácter embellecedor que persigue el autor y que es colindante con la función emotiva o expresiva, puesto que el poeta vierte su subjetividad a través de los versos. Los elementos lingüísticos más representativos para interpretar la significación del texto es la presencia de encabalgamientos abruptos entre los versos 5 y 6 (“ que en la vena/ del oro se escogió”) y entre los veros 9 y 10 (“ coged de vuestra alegre primavera/ el dulce fruto,”) que dotan de una gran expresividad al texto. Además, el uso del adjetivo calificativo para la descripción del rostro y busto de la amada. Y el juego de los tiempos verbales en una alternancia entre el presente actual y el futuro, entre un hoy y un mañana próximo. Las figuras retóricas más significativas son la presencia de símbolos de la naturaleza como “cosa” y “azucena” que le sirven al autor como elementos identificadores de la belleza de la dama. También hay una serie de metáforas como la identificación del cabello rubio de la dama con el oro “en la vena/del oro”; pero, también, se identifica la juventud con la “alegre primavera” y la presencia de la canas con el verso “cubra de nieve la hermosa cumbre”. La enumeración que encontramos en el verso 8 “el viento mueve, esparce y desordena;” le sirve para expresar el movimiento de la melena de la dama. Y también hay un hipérbaton que marca el carácter culto del texto en los versos 9 y 10 (“Coged de vuestra alegre primavera/ el dulce fruto,”).

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